lunes, 14 de noviembre de 2011
El bosc de les fades
Decidieron sentarse a la sombra de un alto árbol mientras de sus mochilas sacaban algo de bebida para acompañar la charla. Comentaban sus vidas, los cambios que sufrían mientras se intercambiaban sonrisas cómplices. De repente anocheció, se oían ruidos de tormentas y él corrió a protegerla entre sus brazos, sobre su pecho. Encendió una luz y al poco tiempo los ruidos de tormenta cesaron.
De pronto una de las hadas salió de la nada, como si naciera de una mota de polvo, voló sobre sus cabezas y como bien decía la leyenda salió de los más profundo de él algo que llevaba tiempo ahí. Echo a llorar y ahora era ella quien lo abrazaba…
martes, 13 de septiembre de 2011
Naturaleza
jueves, 28 de julio de 2011
Camino de Santiago
Damos el primer paso, empieza la aventura que nos marcara...
Parece duro, es duro. Cuando hace calor, cuando la subida no termina, cuando tu compañero sufre, cuando se te cargan las piernas bajando una cuesta. ¿Y qué? Después del calor llegaba la esperada ducha, al final de la subida recibias la satisfacción de haberla subido, el sufrimiento de tu compañero se convertia en orgullo de superación y sin esa cuesta abajo no daría tanto placer quitarse las botas.
Y llegas un día al albergue, buscas tu cama y no piensas que al intentar ayudarte una chica sera el principio para conocer a grandes personas. Llegaran risas, muchísimas, y aún más. Momentos que dificilmente se olvidarán. Interminables partidas de cartas, juegos que no conocía, intentos de suicidio desde la litera...
5 días esperando para llegar a ese cartel: Santiago, donde no pensé que nos fuéramos a sacar una foto tanta gente junta. Entrar por la ciudad emocionados, radiantes. Encontrarnos con otras compañeras de viaje, entrar todos triunfales en esa plaza, frente a la catedral, y aunque había ampollas y dolores, la sonrisa no desaparecía de ninguno. Momentazo de pasillito a "Corian" y fotón TODOS juntos a los pies de nuestro destino.
Ahora llegaba lo que esperaba desde el primer paso, pero que hubiera aplazado por seguir caminando todos juntos: la fiesta. Tres noches que siempre recordare.
La noche de la llegada fue genial. Copas entre unos arboles, viendo los fuegos artificiales, conociéndonos, noche que se alargaría mucho, por supuesto con muchas risas.
Al otro día cenita, para luego ver un espectáculo de luces alucinante. Decidimos tomarnos la última, que como dije, seria la penúltima. Cervecitas que salían frías de un carro de la compra a las 3 de la madrugada mientras cantábamos las canciones que nos animaron en el camino y alguien incluso se animaba a bailar (más tarde se arrepentiría), hasta darnos cuenta que una guitarra amenizaba la noche rodeada de gente. Noche que acabo con despedida, y consiguiendo haber oído la canción del "elefante" cantada por otro grupo.
Para despedir Santiago que mejor que volver a ver el espectáculo de luces, con frío, pero merecía la pena. Después sentarnos a ver un concierto que nos obligo a darlo todo bailando para temor de mis rodillas.
Francia, País Vasco, Madrid, Argentina... Me lleve mucho, se llevaron un poco de mí.
BUEN CAMINO PEREGRINOS.
jueves, 12 de mayo de 2011
Recorramos el mundo
No mirar atrás, no tener complicaciones con esto o aquello, no sentar las nalgas nunca y solo ejercitarlas al recorrer cada lugar, ¿te unes?
Ven, pues aceptare a todo caminante perdido, a todo aquel que necesite felicidad o la aporte a cada momento. Viajaremos a la otra punto del planeta, tan solo agarra mi mano, cierra bien fuerte los ojos y estaremos allí, tu… yo… quien quiera.
sábado, 7 de mayo de 2011
Ciudad
Un día tocaba con unos, otros días con otros. No paraban de sucederse situaciones, de aparecer gente que no volvía, de volver a haber gente que cada día significaban más y más. Sucedían situaciones que al principio no comprendía mientras iba de un piso a otro hasta asentarse en lo que llamaría hogar.
El encanto de esa ciudad era conquistador. Su gente lo había cautivado y se sentía como nunca, allí, mientras iba y venía semanalmente, yendo y viniendo a otras ciudades, con la particularidad de la cantidad de visitas a una de ellas en las que dejaba un poco de él cada vez que iba.
Pasaba el tiempo, la gente, y cada vez estaba mejor allí, en aquella iluminada ciudad. Veía a su familia periódicamente, sus amigos eran más amigos que nunca…
Iba y venía de su hogar cuando le apetecía sin vislumbrar a su compañero demasiado que, últimamente, más bien iba que venía.
Un día cayó en esa ciudad que tenía un poco de él, se dio cuenta que la añoraba más de la pensado. Le volvió a fascinar todo: sus grandes calles, esa buena comunicación, la variedad de personas del lugar. Le volvía a fascinar todo, pero todo de forma diferente.
Disfrutó del viaje como había hecho con todos, conoció gente como en todos, y volvió a casa, a su casa como en todos. Se sentó, se puso música y escribió, pues solo así consolidaba el pequeño gran mundo.
Hoy su hogar sabía dónde estaba, mañana tal vez lo forme en otro lugar.
jueves, 21 de abril de 2011
La dulce caída
Momentos en que una lagrima cae irremediablemente al son de una canción, esa lagrima que se desliza por la mejilla, rozando tu nariz, y finalmente muere en la boca con ese sabor salado… pero de repente aparece esa persona, aparece su mano dispersa tras tus ojos empañados, y te seca esa lagrima, te saca una sonrisa y tú… tú solo puedes besarla y olvidar el mundo de alrededor.
Llamada, ¿acertada, equivocada?
Se encontraba en la barra, dio un trago a la que era, al parecer, la última copa. Cogio el teléfono y la llamo:
- ¿Sí?
- …
- …
- …
- …
- …
Habían hablado, después de tanto aguantarse ese sorbo de ron le empujo, le empujo a hacer la razón por la que empezó a beber.
Suena el despertador, se despierta, se abraza a la almohada…
...
viernes, 1 de abril de 2011
Nach- La palabra
Unas lineas de algo que escuche ayer y tenia que poner aquí. ¡Es genial! A veces en mis ratos de soledad, convoco a la palabra y la hago danzar a mi voluntad, pudiendo hacer que sea tan veloz como el pestañeo de un ojo o tan lenta como un recuerdo desvaneciéndose, puedo hacer que te diviertas, o al contrario, hacer que te sumerjas en la más cruda de las tristezas, depende del momento, de la situación. Puede ser tan dulce como tu cara o tan retorcida como la mente de un asesino en serie, ¿sabes? Porque una palabra a veces vale más que mil imágenes sin sentido, recuerda, no hay alma más mortífera que una palabra brotada de un corazón noble y un par de huevos que la respalden. |
lunes, 14 de febrero de 2011
Microrrelato I
jueves, 3 de febrero de 2011
Aire fresco
Una buena banda sonora (Amelie) y ganas de escribir algo que me apasione, que me vuelva a cautivar, algo que me fascine, que en definitiva me sorprenda hasta a mí mismo. Tal vez lo esté haciendo ya, puede que me dé cuenta en cuanto termine o mientras lo escribo, a lo mejor lo aprecio en un tiempo distante. Posiblemente no me aporte nada nuevo posiblemente nada enigmático mueva mis dedos por el teclado, pero hoy me siento con ganas y lo quiero intentar sin si quiera pensar.
Una idea ronda por mi cabeza, tal vez se pueda entremezclar en las líneas que ya he comenzado a escribir, pues, al igual que como cada uno encajamos con personas que nos rodean sin incluso tener inquietudes parecidas, las historias, ideas, pensamientos transcritos pueden fluir entre otras palabras que no tengan nada que ver.
Pues conozco gente de mucho tipo que se relaciona con otras que en ciertos aspectos son la antagonista. Personas que mienten, otras que son incapaces de hacerlo. Sé de gente que se entrega en sus relaciones personales, mientras otras pueden llevar toda conexión con otra persona hasta el punto que les convenga. Hay personas que solo piensan en el amor, enfrentadas con otras que niegan su existencia. He oído a hablar gente retrograda mientras un progresista defendía el avance. Vi personas defender a alguien que no conocían mientras el desconocido era perseguido por un buen amigo. Vi algunos que se mostraban de una forma en grupo, y en soledad eran otros. Observe gente cambiar, para luego volver a hacerlo. Conocí gente que aún no comprendo. Gente en la que no tuve que confiar, gente que no le di su oportunidad….
Son tantas las interrelaciones que tenemos que nos transforman. Son tantos los momentos compartidos con infinidad de personas conocidas que acaban modificando aspectos que no creíamos que tuviéramos.
Conozco muchas personas, conozco palabras. Pero no me conozco a mí mismo, ni lo que puede pasar con la unión de tanta letra.