miércoles, 23 de diciembre de 2009

Lluvia de ron

La barra cada vez está más nublada, el bar se vaciaba, y una copa más daba lugar a otra. La conversación desvariaba de unos extremos a otros, pero el ron cada vez sentaba mejor. El bar se vacía, haciéndose a la idea de cambiar el lugar de borrachera, vuelve a entrar gente “Bien, dos copas más”. Al final los echan con esa última copa.

Cogen las motos y recorren la ciudad en busca de un nuevo lugar, primera parada, la gasolinera, hielos y Coca-Cola, una botella de ron descansa bajo uno de los asientos, directos a resguardarse de la lluvia. La borrachera continúa, las lágrimas caen al ritmo que el ron fluye por sus gargantas, y que la lluvia inunda las calles. La embriaguez les hace salir bajo la lluvia, en estos momentos nada importa, el alcohol los mueve, ellos disfrutan bajo la lluvia. Así consiguen pasar un día más en esta apestosa ciudad, las camas los esperan, pero aun así permanecen en una esquina, bajo sus capuchas, aguantando el tirón.